Sunday, April 15, 2012

La Morada (en proceso)


El Sol entraba como en flechas de luz entre la maleza que cubría la Cueva por arriba, creando un techo natural sobre un pequeño estanque de aguas verdosas. Alrededor del estanque crecían todo tipo de plantas medicinales de distintos tamaños y formas. Cuatro pequeños pero robustos árboles crecían en los cuatro puntos cardinales y, bajo uno de ellos, se hallaban todos sentados: Solfska en el centro, el resto rodeándole, algo más relajados, observando cómo Evans flotaba en medio del estanque, aún inconsciente.

-No puedo aseguraros que se vaya a curar, pero este baño medicinal es mucho más poderoso que la casi totalidad de la medicina convencional - dijo Solfska, mientras se acariciaba la barba con gesto pensativo, pero sereno - Crear una Morada en poco más de diez minutos...esto es una anomalía muy grande y escapa a mis conocimientos. Sin duda esta diadema tiene mucho qué ver. ¿Os lo contó Nuán cómo la consiguió?

Lyr, de la forma más concisa que pudo, le contó la historia que Nuán les había narrado en la taberna hacía unas semanas: el misterioso viaje por el bosque, la muchacha de cabellos rubios que le había ofrecido la mano, la diadema que le había dado sacándola del estanque.

-Nunca dudé de las historias de Nuán - esbozó una sonrisa - Pero jamás hubiera imaginado que conservaba esa diadema. Nunca me lo dijo.

-Seguramente tendría un significado muy especial para él - intervino Anie, sin dejar de observar a Evans aún con cierta preocupación - Sin embargo, aún no entiendo por qué nos la dio a nosotros.

Solfska se echó a reir, por fin liberando el estrés bajo el qué había estado durante horas.

-En la vida no todas las cosas tienen una explicación racional. Por una parte fue producto del azar, y por otra parte el mérito es vuestro, puesto que por alguna razón u otra seguisteis adelante y superasteis todas las adversidades. Y quizá ahí, en medio de todo esto, también entre yo de alguna forma u otra.

Lyr frunció el ceño, acariciándose la nuca.

-Hay demasiados cabos sueltos en esta historia. Para empezar...¿Qué hacíais Neru y tu en Narmes? Aparecisteis de la nada, como esos héroes que salvan a los protagonistas de una novela en el último minuto. Agradezco infinitamente tu ayuda, porque sin ella seguramente hubieramos perecido, pero hay algo que me escama de todo esto: en la Realidad, las casualidades tan grandes no existen.

Solfska suspiró, cerrando los ojos, sin dejar de sonreír.

-Supongo que os debo una explicación, al fín y al cabo - arrancó unas cuantas hojas de una planta medicinal y las olió, aparentemente distraído, y luego prosiguió, abriendo los ojos y posándolos en Lyr - Digamos que, a partir de cierto punto, me cansé de quedarme sentado sin hacer nada, observando tan terribles acontecimientos. Desde el momento que llegasteis a Firya, estuve siguiendo vuestros pasos. Luego, simplemente, estuve dandoos...pequeños empujoncitos.

Se quedó en silencio un instante, con una sonrisa algo traviesa dibujada en sus labios.

-¿Pequeños empujoncitos? - Lyr frunció algo el ceño - ¿Podrías ser más claro?

-¡Mi padre os ha estado siguiendo por todo! ¡Parece un acosador! ¡Ja, ja! - Neru dio unas cuantas volteretas sobre sí mismo antes de caer al suelo, sobre su propio trasero - ¡Au!

Todos, menos Lyr, que aún esperaba una respuesta del hombre, se eharon a reir ante aquella escena.

-Dicho así suena muy mal, pero no se aleja mucho de la realidad - se encogió de hombros - Os he echado una mano, eso es todo. Toda ayuda es necesaria así como están las cosas.

Todos se quedaron pensativos y en silencio menos Neru, que se había puesto a corretear alrededor del estanque.

-La repentina fuerza sobrehumana de Yume es lo primero que se me ha ocurrido - espetó Anie, pasándose una mano por su cortos cabellos castaños.

Yume tragó saliva y se removió inquieta.

-Fue una sensación muy extraña...creía que me había vuelto loca y luego tenía y sigo teniendo miedo que me vuelva a suceder.

-No te preocupes que, si ya lo superaste, no te vas a volver loca. Sin embargo, fue una decisión muy difícil de tomar - Solfska suspiró, frunciendo ligeramente el ceño - Existía una remota posibilidad, pero real, de qué el cerebro te hubiera estallado, literalmente. Pero no existían otras alternativas.

Lyr alzó las cejas, entre sorprendido e incrédulo.

-Entonces me surgen dos preguntas. Primero: ¿Por qué no bajasteis a ayudarnos? ; Y segundo: ¿Qué es lo que le hiciste al cerebro de Yume, sin ni siquiera posar sus manos en su cabeza para transmitir la magia?

-He intentado mantenerme al margen lo mejor que he podido, más que nada porque si Ciriol sabe dónde me escondo o dónde me hallo, no sé qué terribles cosas podrían hacerles a mi hijo y a todos los que me rodean. Además, hasta ahora os he podido ayudar más fácilmente en las sombras, sin que ellos se interpusieran - se rascó los cabellos, algo incómodo - Sin embargo, en una situación tan extrema cómo la qué os habéis visto envueltos, no he tenido más remedio que actuar de forma directa. No había tiempo para otra cosa. Quizá fue culpa mía por haber subestimado el poder de Ciriol sobre la Orden de Wail.

Todos, incluído Lyr, se miraron sorprendidos, con miradas perdidas que se perdían en la inconprensión.

-Me temo que me he perdido - espetó Lyr, con voz grave - ¿El poder de Ciriol...sobre la Orden de Wail? ¿Qué significa esto?

-Es verdad, se me había olvidado que no sabéis nada - Solfska se levantó, y empezó a caminar, pensativo, alrededor del grupo - Sin embargo, creía que Nuán os había puesto un poco al corriente. Quizá no conoce tantos detalles cómo yo creía.